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Quien se aburra del Poker Texas Hold’Em ha de saber que existen otras variedades del mismo juego, en las que podemos experimentar sin tener que aprender un juego nuevo por completo.

Entre las más famosas modalidades de poker se encuentran el Poker Caribeño y el Omaha. Hay que aclarar, primero, que casi todos los tipos de poker comparten algunas reglas, sobre todo referidas al valor de las cartas y las jugadas. Así, en el poker Caribeño competiremos únicamente contra la Banca. Se repartirán cinco cartas a cada uno, pero conoceremos una del croupier y, en base a ello, trataremos de adivinar si nuestra jugada es mejor que la suya.

En el Omaha, por el contrario, competimos contra otros jugadores. Se diferencia del Texas Hold’em en que, así como en este recibimos dos cartas de mano, en el Omaha se nos repartirán 4. Con dos de ellas más tres de la mesa formaremos nuestra jugada, siguiendo el funcionamiento del poker tradicional.

Más minoritarios son los juegos de 5 y 7 card stud, un cruce entre el Texas Hold’em y el Omaha. En ellos no hay cartas compartidas, y nuestra jugada vendrá determinada por las cartas (5 o 7) que hayamos recibido.

El exotismo lo pone el Poker Pai-Gow, una adaptación al poker de un antiguo juego chino. En él volvemos a jugar sólo contra la banca, de la siguiente manera. El croupier reparte 7 cartas a cada uno, y con ellas han de hacerse dos manos diferenciadas, una de 5 y otra de 2 cartas. Estas manos se enfrentarán a las de la Banca, y el que gane en ambas ganará la partida. Si sólo se gana en una, será un empate y, si finalmente se pierden las dos, pues se perderá.

Por último, podríamos incluir, forzando esta clasificación, el video-poker, en esencia una máquina tragaperras. La máquina nos da 5 cartas, y tras sustituir por nuevas dos de ellas (si queremos, claro), habremos obtenido una jugada, que se cobrará en función a las tablas de pagos marcadas por los casinos.